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Las aspiradoras son un invento reciente por dos razones: la primera, los materiales y la tecnología necesarios para construir algo así son relativamente avanzados … la segunda, parte de la motivación para desarrollar un aparato que aspirase el polvo y la suciedad y se debió a los avances médicos del siglo XIX y al nacimiento de la bacteriología.
Durante siglos, la gente había empleado escobas y cepillos para limpiar la suciedad del suelo, y plumeros para desempolvar muebles, libros y demás objetos de las casas.
Los sistemas de limpieza que se empleaban llevaban mucho tiempo, requerían un esfuerzo físico considerable , y eran muy poco eficaces ... aunque parte del polvo se queda en el plumero, en gran parte simplemente se sacude al aire de la habitación.
Las alfombras eran un problema mayor ... era casi imposible quitar la suciedad barriéndolas, de modo que se sacaban a la calle o al campo y se sacudían ... de hecho, esto se sigue haciendo aún en algunos sitios.
En las ciudades esto significaba, que los viandantes eran “regados” con la porquería de sus vecinos, algo parecido a lo que ocurría hasta el desarrollo del alcantarillado cuando la gente vaciaba sus orinales por la ventana.
No fue hasta el siglo XIX que empezamos a plantearnos seriamente el diseño de un aparato que no moviese la suciedad de un lugar a otro, sino que la aspirase.
Una de las razones fue la creciente preocupación por los gérmenes que producían infecciones y que mucha gente sospechaba se acumulaban en el polvo.
El primero en patentar un artilugio que podríamos catalogar de aspiradora fue el estadounidense Daniel Hess, en 1860.
El aparato de Hess era denominado por su inventor “barredor de alfombras”.
Este “barredor de alfombras” era un avance sobre otros ya existentes en la época ... se trataba de artilugios con cepillos rotatorios, que se hacían girar empujándolos por el suelo mediante un juego de engranajes.
Lo que hacía especial al diseño de Hess es que su barredor utilizaba el movimiento de las ruedas para hacer subir y bajar un fuelle. Este fuelle aspiraba el aire y lo hacía pasar por dos depósitos de agua, donde quedaban atrapados el polvo y la suciedad.
No hay noticias de que Hess llegase a construir más que el prototipo de su máquina construida íntegramente de cuero, madera y algunas piezas de metal, y muy probablemente su fuelle no hubiera producido la succión suficiente como para funcionar eficazmente.
Habría que esperar ocho años para el primer aspirador construido, el Whirlwind (Torbellino), de Ives McGaffey.
Constaba de una hélice parecida a la de un ventilador, accionada por una manivela en el mango ... teóricamente, las partículas del suelo eran succionadas a través de la boca del aparato y acababan en la bolsa. Se trataba de algo realizado con los materiales de la época.
Se vendieron en Chicago (de donde era McGaffey) y Boston entre 1869 y 1871 por el elevadísimo precio para entonces de 25 dólares.
Casi todos los Torbellinos de McGaffey se perdieron en el gran incendio de Chicago de 1871.
Sin embargo, aún se conservan dos ... uno de ellos en el Hoover Historical Center, de la empresa Hoover, y el otro en manos de un coleccionista privado.
El problema con un aspirador operado manualmente es que es muy difícil lograr la potencia suficiente como para aspirar de verdad.
Básicamente había dos opciones: un motor de combustión interna o un motor eléctrico … ninguno de los dos era precisamente pequeño a finales del siglo XIX.
En sus viajes en tren, Hubert Cecil Booth había observado un dispositivo utilizado para limpiar los asientos, que soplaba una bocanada de aire para mover el polvo y las migas.
Booth, pensó que sería mucho más útil aspirar aire que soplar y para probarlo, cogió un pañuelo y se lo puso sobre la boca, aspirando luego sobre una silla. Efectivamente, la suciedad quedaba en el pañuelo.
Llegamos así al primer aspirador realmente útil de la historia, el Puffing Billy (Billy “Resoplidos”) de Booth.
Éste era un auténtico mastodonte, su motor de gasolina de 5 caballos de potencia iba montado sobre una carreta tirada por un caballo.
Del aspirador salía un tubo de unos 30 metros de largo, que se llevaba al interior de las casas para limpiarlas.
Booth tuvo algunos problemas porque su máquina era tan ruidosa que asustaba a los caballos que pasaban por la calle.
Desde luego, nadie compraba la máquina de Booth, se contrataban sus servicios.
Los operarios del Puffing Billy llevaban la carreta de caballos hasta la puerta de la casa, y luego “pasaban la aspiradora” utilizando el largo tubo.
Incluso la Reina Victoria hacía uso de sus servicios para limpiar sus tapices y alfombras, dando aún más prestigio al invento de Booth.
Su verdadero salto a la fama se produjo por terminar aparentemente con una epidemia en los cuarteles de la Marina Británica.
Cuando la máquina de Booth hubo aspirado lo que debían de ser carretas de porquería la epidemia cesó.
Resolver la crisis hizo de Booth un héroe, y de Puffing Billy un símbolo de estatus y un icono de la higiene moderna.
La empresa de Booth sigue en marcha hoy en día como parte de otra más grande.
Otros, como el estadounidense David Kenney, replicaron el sistema de Booth pero instalándolo directamente en el sótano de las casas ... un conjunto de tuberías iba desde la bomba aspiradora a cada habitación de la casa, donde se encontraba una salida de la tubería en la pared.
Se podía conectar un tubo flexible a cualquiera de esas salidas y así limpiar la habitación.
En algunos países sigue utilizándose este sistema de manera habitual en muchas casas, como en los Estados Unidos.
La primera aspiradora eléctrica en ser comercializada en Europa fue la Nilfisk en 1910, de los daneses Filker y Nielsen.
La Nilfisk pesaba sólo unos 18 kilogramos.
La empresa de Filker y Nielsen, aunque ahora se llama Nilfisk-Advance.
La mayor empresa de aspiradoras que ha existido, y en gran parte la responsable de popularizar este electrodoméstico hasta límites insospechados tras la Segunda Guerra Mundial, se debió a la convergencia de dos grandes talentos ... el talento técnico de James M. Spangler y el talento comercial de William H. Hoover.
Spangler era conserje en Ohio. Era alérgico al polvo, lo que convertía su trabajo en algo a menudo muy desagradable.
Construyó un prototipo en 1907 con madera procedente de cajas de embalar, el motor de un ventilador, un palo de escoba y una funda de almohada.
El polvo quedaba atrapado en la funda de almohada cuando el ventilador hacía pasar el aire a través de ella. Spangler patentó su aspiradora en 1908.Tuvo tanto éxito con su prototipo que se puso a construir aspiradoras a mano y a venderlas a domicilio, llamando a las puertas de las casas.
William H. Hoover era un empresario en declive. Su empresa, la Hoover Harness and Leather Goods (Objetos de Cuero y Arneses Hoover) conseguía la mayor parte de sus beneficios fabricando y vendiendo sillas de montar, riendas, botas de montar y otros artículos relacionados con los caballos…
Hoover intuyó muy rápido que debía buscar otros productos que vender.
La señora Hoover fue una de las afortunadas que recibió y utilizó la primitiva aspiradora eléctrica de Spangler.
Esto era exactamente lo que su marido estaba buscando.
Hoover compró a Spangler la patente de su aspiradora, lo hizo socio suyo en la empresa y juntos se dedicaron a fabricar el Modelo O (el nombre que dieron a la máquina de Spangler) en masa.
Se vendía por unos 60$.
La empresa de Hoover y Spangler se llamó The Electric Suction Sweeper Company (La Empresa de Barredoras Eléctricas de Succión) (posteriormente se pasó a llamar simplemente Hoover).
A lo largo de los años los materiales empleados variaron, pasando de la madera y el metal al plástico, y los precios fueron bajando hasta que a mediados de los 50 en los Estados Unidos y Gran Bretaña casi todas las casas tenían una aspiradora — y la mayoría de ellas eran Hoover.
Básicamente, la idea es utilizar un ventilador de cierta potencia para expulsar el aire del interior de la cámara de la aspiradora, creando así un vacío parcial.
El aire que sale expulsado por el ventilador suele estar a una temperatura razonablemente elevada, porque el calor disipado en el motor eléctrico es bastante grande.
Normalmente este aire sale por una rejilla en la parte trasera de la aspiradora.
El aire del exterior, a presión atmosférica, entra por el tubo del aspirador para reemplazar al que ha salido, llevándose consigo la suciedad que pueda haber junto al tubo.
La única aspiradora realmente innovadora durante décadas fue la Hoover Constellation de 1952, que expulsaba el aire aspirado por su base, con suficiente potencia como para sostenerse como un aerodeslizante (un hovercraft).
Posteriormente se inventaron otros métodos de filtrado, haciendo pasar el aire aspirado por un depósito de agua las partículas sólidas quedan suspendidas en el agua, mientras que el aire burbujea por el otro lado.
En otras aspiradoras modernas, de tipo ciclónico, se crea un pequeño torbellino muy veloz en el depósito …. las partículas sólidas, al ser más pesadas, se van hacia el exterior, donde se encuentran con un tope y caen por su propio peso en una segunda cámara.
Las dos aspiradoras más exitosas son Roomba de la estadounidense Robot y Trilobite de la sueca Electrolux.
Ambos son pequeños robots que contienen un aspirador en su interior, y que utilizan algoritmos más o menos sencillos para recorrer el suelo de la habitación para limpiarlo, y disponen de una base en la que recargarse cuando la batería está baja.
Las diferencias entre Roomba y Trilobite son básicamente que por un lado, Roomba no elabora un mapa de la habitación, simplemente utiliza algoritmos que garantizan que aspirará todo el suelo, dependiendo del tamaño y la forma del cuarto Roomba puede realizar múltiples pasadas por muchos puntos.
Trilobite, por otro lado, empieza por dar una vuelta a la habitación y “planear” una trayectoria que garantice que lo recorre todo pero que minimice las dobles pasadas por cualquier punto.
Por otra parte, en sus primeras generaciones Roomba detectaba los obstáculos tocándolos, mientras que Trilobite ha dispuesto desde el principio de emisores y receptores de ultrasonidos, con lo que llega muy cerca de los obstáculos pero no los toca.
La última generación de Roomba tiene sensores infrarrojos para el mismo fin.
Trilobite tiene infrarrojos que apuntan al suelo por delante del robot para evitar caerse por escaleras y similares.
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